4 El patrimonio y el conocimiento
Como
contexto para esta conversación, se incluyeron en el cronograma referencias a
la Nueva Constitución Política del Estado:
LA NUEVA
CONSTITUCIÓN DEL ESTADO
Artículo 99:
I.
El patrimonio cultural del pueblo boliviano es inalienable, inembargable e
imprescriptible. Los recursos económicos que generen se regularán por la ley,
para atender prioritariamente a su conservación, preservación y promoción.
II.
El Estado garantizará el registro, protección, restauración, recuperación,
revitalización, enriquecimiento, promoción y difusión de su patrimonio
cultural, de acuerdo con la ley.
III.
La riqueza natural, arqueológica, paleontológica, histórica, documental, y la
procedente del culto religioso y del folklore, es patrimonio cultural del
pueblo boliviano, de acuerdo con la ley.
La
plenaria empezó con una pregunta general:
¿Qué ventajas y desventajas
crees tú que se podrían generar en un país cuando ciertas expresiones
culturales se declaran como patrimonio?
La
pregunta abrió una caja de Pandora. Se habló mucho de: ¿Qué es el patrimonio?
Algun@s simplemente no sabían lo que era el patrimonio y muchos dijeron que
habría que desarrollar una conciencia de patrimonio en los pueblos. Se dijo que
la cultura existe y siempre ha existido desde antes de concebir este término,
pero el llamarla “patrimonio” es una acción de valoración. En algunos casos se
está declarando patrimonio a las cosas que se ven en un estado de peligro. Por
un lado, algun@s talleristas, much@s de tierras bajas, observaron un problema
con las culturas olvidadas y culturas perdidas que necesitan ser documentadas y
respaldadas. Se preguntó si la vía del patrimonio funciona para dicho propósito. En general, l@s participantes compartían la
preocupación en el país por “la fiebre” de patrimonializar todo.
Amauta Francisco Balboa - Fotografía: Henry Stobart
Discusión:
L@s participantes señalaron que las relaciones
de poder están detrás de la idea del patrimonio, particularmente en el concepto
de “cultura” en el cual se apoya. Este sentido de cultura, antes de los años
70, no contemplaba las diferencias culturales; la Cultura con letra mayúscula
era singular y fue controlada por las élites, sean estas del Estado o de la
Iglesia. ¿Siguen siendo las élites con poder las que presionan para
patrimonializar? Los participantes plantearon las interrogantes, al preguntarse
por qué continuamente se pelea sobre la morenada. Se hizo mención de los
políticos que utilizan procesos de patrimonialización como una movida
partidaria, pero una que no termina brindando ningún beneficio a la comunidad.
Algun@s
también señalaron que la palabra “patrimonio” en sí está marcada por el
patriarcado. Se dijo que así como el
matrimonio marca a las mujeres como propiedad de los hombres, el patrimonio se
da entre hombres y se trata de la producción cultural de los hombres. Se
sugirió un cambio de terminología, se argumentó que “herencia cultural” puede
enfatizar más los vínculos entre el pasado y el presente y no enfatiza una
relación patriarcal con la cultura.
Se evidenciaron
algunas confusiones con respecto al proceso de patrimonialización. La gente está entendiendo el patrimonio como
propiedad y dicen cosas como “lo vamos a patentar como patrimonio.” Las
concepciones de la gente acerca del patrimonio entonces están causando
conflictos entre los mismos bolivianos, como en los casos de los chutas, el
charango, la chovena, los sikuris de Italaque, y el chámame. Breve mención recibieron los casos
internacionales tales como los conflictos sobre la diablada, la morenada, y el
charango. También se habló de los
efectos negativos de una declaración de la UNESCO. Por ejemplo, en el caso del Carnaval de
Oruro, dicen algun@s que están tomando tal declaración como una otorgación de control
exclusivo sobre todas las expresiones culturales que contiene esta gran fiesta
popular. ¿Qué significa cuando los aspectos culturales que son de
colectividades se convierten en propiedad?
Se dijo que los reconocimientos a través de la UNESCO enfatizan el espectáculo
y por ende transforman los contextos rituales de donde salen estas expresiones.
También se expresó preocupación por los numerosos casos locales en los cuales
un pueblo empieza a pelear con otro por el derecho de declararse “la cuna” de
algún instrumento, música o baile. Se
sugirió que en algunos casos la gente está esperando que la patrimonialización
traiga grandes beneficios económicos cuando en efecto, todas esas proyecciones
tienden a ser irreales.
Se
pusieron en manifiesto otras confusiones en relación a los sistemas de
patrimonialización y de registro. La declaración
es una cosa y el registro es otra.
¿Cuáles son las diferencias cuando la declaración es de la UNESCO?
¿Cuando la declaración es por alguna ley?
¿Por qué no hay más fondos detrás de las investigaciones que podrían
fortalecer los registros?
Detalle del afiche diseñado por Anuar Elias para el conversatorio de clausura "¿Tienen dueño las culturas?"
Sobre
este tema, también se cuestionó el rol del Estado y los malentendidos que
surgen a nivel de acción y control, especialmente en relación al patrimonio y a
los archivos. Mientras las peleas respecto a las partituras de Chiquitos entre varios
personajes de la iglesia continúan, los investigadores jóvenes lugareños tienen
que pedir permiso a la iglesia para poder hacer trabajos sobre lo que
consideran suyo. Algun@s señalaron que
el Estado, en cuestiones del patrimonio, todavía funciona con un “viejo chip,”
a pesar de la plurinacionalidad y el llamado “proceso de cambio.” En vez de ver al Estado totalizante, como lo
era antes, hay que trabajar con las autonomías y empezar a conversar estos
temas a niveles locales. Un participante también criticó los actuales proyectos
de patrimonio porque vienen de las ciudades y no de las provincias. Además,
algun@s sugirieron que no hay entendimiento entre los distintos niveles del
gobierno: ministerios, gobernaciones, oficialías de cultura, consejos departamentales
de cultura, etc.
También
surgió una crítica al Estado-Nación en relación a la plurinacionalidad del
país. Se dijo que el decir “pueblo boliviano” era algo bastante ambiguo. ¿Debe
o no el Estado boliviano tomar estas políticas con relación al patrimonio
cuando hay otras naciones, como la guaraní, que cruzan múltiples fronteras de
Estados-Naciones? Se criticó al Estado ya que “los llamados libertadores de
América no son libertadores. Son lotadores. Han dividido a nuestra nación. No
respetaron nuestra unidad territorial [de los Guaraní].”
Angel Yandura Aramayo y Francisco Balboa - Fotografía: Henry Stobart
Se
alcanzó un consenso sobre la necesidad de pedir más apoyo para la
investigación, los registros, y la difusión.
Se dijo que los registros no deben ser andinocentristas; much@s
mencionaron bailes e influencias que han viajado de otras regiones del país
hacia nuevos lugares. También se hizo un llamado a la gente para mostrar y
enseñar más respeto en la cuestión de los encuentros culturales. Cada comunidad
tiene sus distintas expresiones. Hay que reconocerlas y no simplemente
copiarlas sin ningún tipo de reconocimiento. Se necesita una ética del
compartir, respetar, y reconocer.
Parte 2 (Tema 4: El patrimonio y el conocimiento)
El siguiente caso hipotético fue discutido en plenaria:
LA ‘ENTRADA’
ANDINA
En Montreal,
Canadá, se tiene la costumbre de que los grupos de inmigrantes participen en un
desfile realizado el Día del Canadá (Canada
Day). Un boliviano propone a sus amigos del Perú y Chile participar en este
desfile con un baile de Tinku. Ellos logran conseguir un vestuario barato y
utilizan una grabación musical obtenida gracias a los familiares. La
convocatoria logra reunir a bolivianos, peruanos, chilenos e inclusive a algunos
canadienses que disfrutan mucho de la iniciativa. Esta iniciativa es bautizada
como “La Entrada Andina”. El éxito de esta iniciativa provocó que el siguiente
año se formen dos bloques, o comparsas, una de Tinku, que se había bailado
anteriormente, y la segunda que incorporaba música autóctona. El hermano del
charanguista que toca música de Juchuy Mayu llega a Canadá e impulsa el uso de
Jula Julas (instrumentos de viento de esa región), provocando mucha más
participación e interés en la gente. La Entrada Andina comienza a adquirir
cierta representatividad para aquellos que se encuentran conectados con los
países andinos. Mientras tanto, en Bolivia se había iniciado una gestión
oficial para registrar al Tinku como patrimonio nacional y también como
patrimonio intangible de la humanidad ante la UNESCO. Bajo estas políticas,
cuando en Bolivia se sabe del éxito de la Entrada Andina en el Canadá, la
Cancillería solicita a su consulado Boliviano en ese país, que inicie acciones
de representación en oposición al denominativo de “Entrada Andina”, solicitando
que el evento cambie de nombre a “Entrada Boliviana”. Estas acciones y cartas oficiales provocan
serios problemas entre los participantes de este evento, ya que muchos no eran
bolivianos. Esta representación oficial hizo que deje de existir una comparsa
andina y mucho menos boliviana en los desfiles del Día del Canadá. Actualmente,
estas actividades, que significaban cierto sustento social para los inmigrantes
bolivianos en un país ajeno, ya no existen más.
Por la
complejidad del tema de patrimonio, tema del cual los participantes tenían
mucho que decir, much@s no se refirieron al caso detallado arriba, sino que
hablaron de sus propias experiencias. Se dijo que eran ridículas las
prohibiciones. “No le podemos prohibir a
la gente que baile. Es como prohibir que
en Bolivia se baile tango”. Afirmaron que la patrimonialización “no debe significar
una delimitación de las cosas”.
Durante
el transcurso de estas conversaciones, l@s organizadores hablaron también de
las preocupaciones que tienen algunos pueblos indígenas cuando algunos
elementos sagrados o secretos circulan más allá de su control. Para el contexto
boliviano, se señaló el ejemplo de los tejidos de Coroma (vea estudios de caso).
Danzantes de Tinku bolivianos en Londres (Fiesta del Pueblo) - Fotografía: Henry Stobart
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